Los cereales son básicos en la alimentación por sus excepcionales cualidades nutricionales: ricos en carbohidratos, en vitaminas y en minerales. Aportan la energía que necesita un bebé durante sus primeros meses de vida para un desarrollo óptimo.
Es uno de los primeros alimentos que se introducen en la dieta de un bebé, unos granos o semillas que pertenecen a la familia de las gramíneas. Contribuyen al crecimiento del bebé porque se componen por carbohidratos, aportan energía y vitaminas B y E, minerales y fibra.
Beneficios de los cereales para el bebé:
-
Los carbohidratos aportan la energía necesaria para el bebé, saciándose y espaciando las comidas. Así, abandonaran el comer bajo demanda para entender el ritmo de las cuatro comidas al día.
-
Las vitaminas y el hierro fortalecen el sistema inmunológico, aún frágil a esta edad.
-
Atraen al bebé por los sabores y texturas y despertarán su apetito.
-
Con bajo contenido en azúcares, aportando una dieta rica y equilibrada.
Para saber cuál son los adecuados, deberás tener en cuenta la edad del bebé. Los primeros cereales que introducimos en su dieta serán aquellos que no contengan gluten, como el arroz, el mijo o el maíz. Se recomienda una ración de 5 a 10 gramos por día, en sémola o en harina fina. Posteriormente pasaremos a las sopas.
A partir de los 6 meses, se añaden a la dieta los cereales con gluten, uno a uno, para ver posibles intolerancias y detectar alergias. El trigo, la cebada y la avena son los más comunes. La cantidad aumenta hasta 40 gramos al día (8 cucharadas soperas). Podrán introducirse en el biberón de la mañana o noche o en la merienda como papilla.
Cuando sean más mayores, podrán seguir beneficiándose de estos cereales con galletas, panecillos, harina para rebozados o salsas, en masa de pizza, etc.