El cambio de hábitos comporta la desaparición de algunas molestias típicas de los primeros meses, pero también el surgir de otras nuevas. Aspectos como el empezar a caminar, dientes que salen, las nuevas pautas de alimentación, cambios de horarios o de espacio son una nueva aventura para aprender a controlar. ¡Te explicamos las más importantes!
Estreñimiento
Ante la aparición de heces duras y poco frecuentes, una buena solución es aumentar el consumo de fibra mediante frutas, cereales integrales y verduras, lo que disminuye la consistencia de las deposiciones. Gracias a que la fibra absorbe el agua, aumenta el tamaño del bolo alimenticio y disminuye su consistencia. Al ser resistente a los enzimas digestivos, la fibra hace que el bolo alimenticio atraviese el tracto gastrointestinal sin modificar su composición, siendo más fácil de eliminar.
¿Qué hacer ante el estreñimiento?
- Aumentar el aporte de fibra de la dieta.
- Consultar con el pediatra o el farmacéutico. Puede que te aconsejen recurrir a las fórmulas infantiles tipo AE o a las papillas de cereales integrales (enriquecidas con fibra insoluble, y puede que también con fibra soluble, inulina).
- Eliminar los alimentos astringentes que favorecen la aparición de heces duras: plátano, la manzana sin piel, la zanahoria o el arroz.
- Darle un masaje infantil a tu bebé o mantenerlo acostado de espaldas, sujetando juntas las piernas y rotándolas suavemente con un movimiento circular y rápido. Estimularás los músculos de su abdomen, favoreciendo el tránsito intestinal.
- No utilizar opciones como la estimulación anal, los supositorios de glicerina, u otros fármacos sin recomendación del pediatra: pueden ocasionar daños y/o acostumbramiento y que el estreñimiento se cronifique.
Diarreas
Los bebés que van a la guardería suelen padecer trastornos gastrointestinales con más frecuencia. Uno de los más habituales es la diarrea, que se caracteriza por una disminución en la consistencia de las heces y un aumento de su frecuencia. Si las deposiciones son muy líquidas y frecuentes o la diarrea dura varios días, puede llegar a comportar riesgo de deshidratación, e incluso complicarse con vómitos, falta de apetito...
La diarrea, de igual manera que la tos, en realidad es una respuesta de las defensas que ayuda a eliminar los microorganismos perjudiciales que han colonizado el intestino del bebé. Suele ser un problema pasajero, ya que el organismo los destruye en pocos días.
¿Cómo aliviarla?
- Mantén al bebé hidratado suministrándole mucha agua y zumos, y si es necesario soluciones de rehidratación oral.
- Trata de alimentar lo mejor posible a tu hijo durante esos días. Seguramente perderá el apetito, así que ¡intenta ganártelo!
- Pueden ser de utilidad los alimentos astringentes como la manzana, el plátano, y las papillas infantiles elaboradas a partir de crema de arroz o crema de arroz combinada con zanahorias, que ayudan a que las heces sean más consistentes y disminuyan su frecuencia.
- En general, se recomienda seguir utilizando la misma leche infantil para la alimentación del bebé, pero si la diarrea es muy intensa o no mejora, consulta con tu pediatra, ya que en ocasiones te recomendará empezar a utilizar una leche sin lactosa. Consúltale también si la diarrea viene acompañada de complicaciones como los vómitos o la fiebre.