La etapa de las nuevas texturas ha llegado. El bebé pasa del puré a la comida aplastada con tenedor o cortada en daditos. A partir de los 12 meses, nuevos alimentos como el huevo o las legumbres se abren camino en su dieta, que también incorpora las fórmulas de crecimiento (leches 3). El bebé tendrá unos hábitos alimentarios cada vez más cercanos a los nuestros.
Huevo a los 10
Es el momento aconsejado para darle al bebé yema de huevo cocida añadida al puré de carne o pescado. Muy rica en proteínas, grasas y vitaminas A, D y E. Para introducir el huevo se suele seguir la regla del reloj, es decir, se empieza por una cuarta parte para aumentar la cantidad hasta echarla entera, un máximo de 2-3 veces a la semana. En esta época se consolida el yogur, una excelente fuente de proteínas, calcio y ciertas vitaminas y minerales que favorece el desarrollo de la flora intestinal beneficiosa.
11 meses
Una vez introducido el gluten en las papillas, y comprobada su tolerancia, para que la dieta del bebé sea variada, nutritiva y divertida se recomienda variar los sabores, ofreciéndole papillas con más ingredientes como la galleta maría, los frutos secos o el yogur. Algo tan sencillo como ir cambiando la variedad de papilla que le ofreces te ayudará a evitar que se aburra de comer siempre lo mismo y además le ayudará a acostumbrarse a aceptar nuevos sabores y olores en los alimentos.
Menús variados a los 12 meses
El bebé come casi de todo: desde sólidos como pan o galletas, hasta alimentos líquidos como la sopa con cuchara, así que conviene dejar de triturar para que se acostumbre a masticar. Para ello, puedes introducir la pasta como macarrones y cuando el pediatra recomiende introducirlas continuar con las legumbres: guisantes y lentejas son los mejor tolerados, seguir con las alubias y por último, los garbanzos, triturados y sin piel. ¿Otros sabores nuevos? A partir del año de edad poco a poco la alimentación irá asemejándose a la del resto de la familia: la piña, el jamón serrano, verduras y hortalizas en crudo, la carne de cordero sin grasa, y la clara de huevo...
Cuando el bebé alcance los 12 meses de vida, comenta con tu pediatra la posibilidad de dar el paso a las fórmulas de crecimiento (leches 3). Sus fórmulas están adaptadas a las necesidades del niño de esta edad, por lo que se recomienda dejar la leche de vaca para más adelante, retrasándola a los 3 años.
Leches 3
Las fórmulas de crecimiento, también conocidas como júnior o leches 3, son ideales para la alimentación de niños de 1 a 3 años durante la transición de las leches de continuación a la leche de vaca, cuyo nivel de sales y proteínas es demasiado alto para un sistema digestivo y renal que todavía no han madurado del todo.
Las leches 3 son fórmulas de transición entre las leches de continuación y la leche de vaca, y están más adaptadas que esta última a las necesidades nutricionales del niño del corta edad ya que presentan un bajo contenido en grasa saturada y una concentración de proteínas inferior a la leche de vaca, además de estar enriquecidas con vitaminas y minerales como el hierro.
Algunas de ellas, además, contienen nutrientes como fructooligosacáridos, lactobacilos y bifidobacterias, que favorecen una flora intestinal saludable y ayudan a madurar el sistema digestivo y las defensas.