En los tres primeros meses de vida hemos hablado de algunas de las molestias que suelen aparecer en los bebés como las regurgitaciones, cólicos... En ocasiones estos trastornos suelen durar pasados los 3 meses o puede que desaparezcan y aparezcan otros nuevos en su lugar. Conoce las molestias más habituales durante esta etapa y consulta siempre con tu pediatra en caso de duda.
Resfriados
La inmadurez de las defensas y la estrecha anatomía de sus fosas nasales pueden provocar que tu bebé sea asiduo a los resfriados, sobre todo en épocas de frío. Los resfriados son procesos generalmente causados por virus (rinovirus), que remiten por si solos en unos días sin más. Estornudos, mocos, obstrucción nasal y, en ocasiones, fiebre y tos, suelen ser los síntomas más habituales.
Debes tener siempre a mano...
- Termómetro.
- Suero fisiológico: solución de agua y sal que ayuda a eliminar los mocos de las fosas nasales.
- Aspirador nasal, que succiona los moquitos de la nariz del bebé a través de una cánula que acaba en una boquilla de filtro desechable.
Algunas recomendaciones
- Evita los ambientes secos con un humidificador. Contribuirá a que el bebé elimine mejor los mocos.
- Trata de que la temperatura ambiente sea de 22-23º.
- Mantén el espacio limpio y libre de humo de tabaco.
- Mantén a tu bebé hidratado por dentro y por fuera. Dale de beber a menudo y aplícale cremas y aceites humectantes especiales para su piel.
- Ponle prendas suaves, no irritantes y que favorezcan la transpiración.
- Lávate las manos a menudo para evitar el contagio de virus entre el resto de miembros de la familia.
- En caso de fiebre elevada o persistente, acude a tu pediatra y evita la utilización de cualquier tipo de fármaco sin su recomendación.
Trastornos del sueño
El sueño es fundamental para el desarrollo físico y mental del bebé, ya que cuando duerme se libera la hormona del crecimiento y se dan parte de los procesos del desarrollo mental y fijación de los recuerdos. Se calcula que hasta el 30% de los lactantes presentan problemas para conciliar y mantener el sueño.
En las primeras semanas, el bebé sigue el ritmo fetal: se despierta cada 3-4 horas para comer, y no diferencia la noche del día. Poco a poco, el sueño se concentra en la noche, con menos siestas diurnas. Pero no todos los bebés maduran a la misma velocidad.
¿Alguna solución?
Lo primero es pautar unos buenos hábitos, respetando que el bebé se duerma sólo en la cuna y no en brazos, en un ambiente tranquilo y con poca luz. Influye también una alimentación adecuada, ya que diversos estudios han demostrado que la leche materna presenta variaciones de nutrientes durante la noche, entre ellos el triptófano, que ayuda a consolidar el ritmo vigila-sueño de los lactantes. Si el bebé ya toma leche infantil, consulta al pediatra sobre la posibilidad de recurrir a las Fórmulas de Noche. Este tipo de leches reproducen las variaciones de la composición de la leche materna durante el periodo nocturno que ayudan a los lactantes a conciliar y mantener el sueño durante la noche. Otra posibilidad es probar con infusiones de plantas, como la tila y la melisa, de suave actividad relajante y tranquilizante.